El párpado es un pliegue de piel par (superior e inferior) y músculo-mucoso móvil que cubre a los ojos. La piel de los párpados es la más delgada del cuerpo. Tiene menos de 1 milímetro de espesor y es casi transparente. La piel también es muy elástica para que se recupere rápidamente después de ser distendido por fluidos.
Su función es la protección del ojo y la humectación del mismo mediante las secreciones lagrimales. El reflejo del parpadeo protege al ojo de cuerpos extraños y lo mantiene lubricado.
Actúan como cortinas que protegen a los ojos de lesiones o de la luz excesiva. Sólo cuando se cierran la corteza visual puede realmente estar en reposo.
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¿Para qué sirven los párpados?
- Para mantener la película lagrimal: quizás esta sea una de las funciones más importantes del párpado ya que sin él no existiría la película lagrimal. Esta es una fina capa de lágrima que tiene que cubrir la superficie del ojo, la lágrima en su mayoría es agua, aunque también hay una pequeña cantidad de lípidos (grasas) y proteínas que son esenciales para mantener la estructura, esta película lagrimal no es estable, tarde o temprano se rompe apareciendo así zonas de sequedad.
- Para proteger el ojo: los párpados se cierran para proteger el ojo. Es un reflejo este cierre cuando algo se acerca al globo ocular. Por eso, cuando hay una lesión en la superficie del ojo uno de los síntomas más constantes es la tendencia a tener el ojo cerrado. Es curioso lo bien coordinado que están los párpados para estar abiertos lo justo para que veamos, y el resto del globo ocular que está por encima o por debajo de la córnea quedan tapados. Cuando miramos hacia abajo, el párpado superior sigue el movimiento del ojo, para que no quede al descubierto la parte superior. Y el párpado inferior hace lo mismo (en menor medida) cuando miramos hacia arriba.
- Para el complejo proceso del sueño: necesitamos suprimir al máximo la información que nos llega del exterior, la gran mayoría de la información nos llegan por los ojos, así que los cerramos para dormir.
- Las pestañas: por una parte, es una prolongación natural de los párpados, con la lógica función defensiva. Sirven para contener y desviar el sudor que pueda caer de la frente o cualquier partícula en suspensión. Por otra parte, al parpadear batimos rápidamente las pestañas, y es como un golpe de hélice que al mover el aire aleja las partículas de polvo que puedan estar flotando próximas a la superficie del ojo.
- Los párpados también tienen funciones secretoras, como la sustancia oleosa que producen las glándulas tarsales que evita que se adhieran los párpados uno con otro. En un ser humano, el número normal de parpadeos es aproximadamente de 5 a 7 por minuto y sólo cuando están cerrados es cuando la corteza visual puede realmente estar en reposo.
Podemos decir que los párpados cumplen la función más importante en la protección del globo ocular, porque no sólo protege al ojo, sino que dentro de él existen tres glándulas secretoras de sustancias necesarias para la lubricación del ojo y la producción de lágrimas.
Glándulas de los Párpados
Las glándulas de Meibomio son glándulas sebáceas. Se encuentran en realidad en los tarsos. Están dispuestas verticalmente en paralelo entre sí, alrededor de veinticinco para el párpado superior y veinte por la inferior. Secretan sebo para evitar el desbordamiento de las lágrimas y para hacer un cierre hermético de los párpados.
Las glándulas de Moll son relativamente grandes y de forma tubular. Segregan lípidos que se agregan a la capa superficial de las lágrimas, retardando la evaporación de las mismas.
La glándula de Zeiss segrega una sustancia aceitosa en los folículos de las pestañas que ayudan a retardar la evaporación de las lágrimas.
Sin unos párpados saludables y con un buen funcionamiento el ojo corre mayor riesgo de enfermedades.
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